viernes, 23 de marzo de 2012

EN DIOS

Señalando hacia el cielo así decía:
Cuando aprendan a ver su Cielo Interior, este que ven fuera les parecerá oscuro y dormido. Y les parecerán mortecinas las estrellas y los soles serán como pequeñas luces. Porque la luz del Espíritu es la Vida y nunca se podrá ver con los ojos de la materia, ni sentir con el corazón de la materia, ni hablar con la voz de la materia.
Solo mirando con el Ojo de Espíritu, se puede ver cara a cara al Espíritu, y solo sintiendo con el corazón del espíritu se puede llenar uno del Espíritu, y solo cuando habla en uno la Voz del Espíritu se puede hablar al Espíritu de cada uno.
¿Cómo podrían hablar la raíz de la rama? Y ¿Cómo podría hablar la tierra del aire o el fuego del agua? Y sin embargo, se complementan y al unirse dan la vida.
Miren como las raíces en su silencio, alimentan a los tallos y a las hojas que nacen en la luz. Miren como el agua en silencio las alimenta, y también el fuego, y la tierra. Y ¿acaso piden algo? ¿acaso al darse no están recibiendo y al desprenderse, no se están ya llenando?
Pregúntense e investiguen que es aquello que los eleva y que es aquello a lo que ustedes elevan. Y cuando lo hayan descubierto cumplan con su labor, porque al igual que una fruta culmina en la boca del hombre llegando a formar parte de èl del mismo modo culmina el hombre en Dios integrándose en El.
Quetzacoatl

Elisenda Gimbernat

No hay comentarios:

Publicar un comentario