Un día me encontré en el futuro con el “Hombre Nuevo” Hermano, la Tierra aun no ha moldeado tus pies, ni los caminos se han abierto a tus pasos.
Eres una esperanza en los brazos de la Vida. Eres tan esperado como la recolección del maíz y la recogida de los frutos de la tierra.
Muchos corazones ya te cantan, y otros te odian porque sienten que no tendrán sitio en la Tierra contigo.
Y el hombre Nuevo dijo:
Poco falta para que la Mano del Nuestro Padre Dios Común me siembre sobre la tierra. Mas cuando me siembre seré ya un tallo, y en poco tiempo daré frutos multiplicados por cien que harán de ella un Paraíso.
ASÍ HABLABA QUETZACOATL
Elisenda Gimbernat
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