sábado, 8 de octubre de 2011

MJOLNIR (EL MARTILLO DE THOR)

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Introducción a la Mitología Nórdica

La mitología nórdica o escandinava abarca la religión, creencias y leyendas de los pobladores escandinavos, conteniendo aquellos que se asentaron en Islandia, donde las fuentes escritas, de esta singular mitología, fueron aglutinadas. Es la versión mejor salvaguardada de la antigua mitología germana, tradicional a todos los pueblos de estas latitudes, que del mismo modo contiene la estrechamente emparentada mitología anglosajona. La mitología germana, a su vez, ha evolucionado de una mitología indo-europea más arcaica.

La mitología nórdica era una suma de creencias e historias compartidas por los pueblos germanos asentados en el extremo norte del continente europeo.

Esta mitología era transferida oralmente en forma de una larga y sistematizada poesía. Dicha transmisión se extendió durante la época vikinga, y nuestro conocimiento sobre ella está basado esencialmente en las Eddas y otros textos medievales redactados a lo largo, o ulteriormente, de la cristianización.

Los pueblos nórdicos veneraban dos clases de dioses, una de ellos y la principal, es la de los Æsir.

En Asgard, el hogar de los dioses, habitaban los Æsir (dioses) y las Asynjur (diosas). Todos ellos formaban la asamblea a cuya cabeza estaba Odín, el más noble y primordial de todos ellos.

Entre otros destacan: Thor, proveído con guantes de hierro y poseedor de un mágico cinturón, dios de la fuerza, del trueno y muy próximo a Odín en jerarquía. Baldr, hijo de Odín, dios de la beldad y la amabilidad. Tyr, dios de la guerra. Bragi, dios de la sapiencia. Heimdall nacido de nueve doncellas y custodio de los dioses; tiene el sueño de un ave y su cuerno produce un sonido perfectamente audible en todos los territorios del cielo y la tierra. Höðr, dios ciego mistérico. Vidar, el dios apesadumbrado, pero conspicuo para solventar cualquier aprieto por complicado que este sea. Váli, dios arquero, su puntería es incomparable. Ull, dios de la lucha cuerpo a cuerpo. Forseti, dios de la avenencia y la amistad. Loki es la desgracia de todos los Æsir y de los hombres; astuto e intrigante, imprevisible y caprichoso, es el dios de la suerte, hacedor de metales y, a la vez, destructor.

Entre las diosas (o Ásynjur) contamos con: Frigg, mujer de Odín y vidente. Eir, la curandera; Sjöfn, inspiradora del amor en los pensamientos de los hombres. Var, diosa de los juramentos. Syn, la custodia de las puertas. Iðunn, esposa de Bragi, que guarda en un estuche las manzanas que morderán los dioses cuando envejezcan (hay que partir de la base que los Æsir y las Asynjur no eran inmortales per se y, sólo, a través de las manzanas de Iðunn conseguían vivir hasta el Ragnarök).

La adaptación más divulgada del mito a cerca la creación de Mjolnir, se halla en Skáldskaparmál en la Edda prosaica de Snorri Sturluson.


La leyenda

Loki se aprovechó de la ausencia de Thor para introducirse en su morada. Al hallar dormida a Sif, la esposa de Thor, le escindió su admirable y hermosa cabellera.

Cuando Thor descubrió la jugarreta entró en un terrorífico estado de furia incontrolable. Con un bramido estruendoso apresó a Loki con sus vigorosas manos y quiso destrozarle todos los huesos de su escuálido cuerpo.

Pero el astuto Loki, utilizando sus artimañas y habilidades para el engaño, sorteo la situación tan comprometida y prometió que pediría a sus amigos los enanos (llamados los hijos de Ivaldi y que eran unos afamados artesanos) que confeccionaran para Sif una peluca áurea. Unos cabellos que crecerían por sí mismos y que emularían, a la perfección, a los naturales.

Al Poco tiempo de tan extraño encargo los enanos le proporcionaron la mágica cabellera. Igualmente le procuraron la lanza, Gungnir, primorosamente forjada, que poseía el poder de no errar en el blanco –estaba reservada a Odín, dios de la guerra y padre de Thor- y la barcaza, Skidbladnir, que, una vez enarbolado el velamen, invariablemente alcanzaba su destino. Esta maravillosa embarcación, asimismo, se podía plegar para poder ser transportada en el bolsillo de una prenda de vestir. Estaba reservada al dios del matrimonio, Freyr.

A todo ello, cuando Loki volvía a su hogar, vio a Brokk y Sindri, dos hermanos enanos que tenían una tienda. No pudo resistir la tentación de aladear de sus tesoros, y les dijo muy ufano:

-Apuesto a que ninguno de vosotros, cuya habilidad es reconocida en toda la comarca, seréis capaces de crear objetos tan maravillosos como aquellos hechos por los hijos de Ivaldi -exclamó.
Ofendidos al ver que ponían en duda sus capacidades los dos hermanos aceptan la apuesta y se ponen, al momento, manos a la obra.

Los dioses Odín, Thor y Freyr fueron designados como jueces. El enano Sindri pone la piel del cerdo Gullinbursti, el de las cerdas doradas, en el horno y le dice a su hermano Brokk, que no se detenga jamás, ni un solo instante, de soplar con el fuelle hasta que él regrese.

Loki estaba completamente seguro de poder ganar la apuesta, pero, para poner todas las circunstancias totalmente a su favor, adoptó la forma de una mosca para, así, poder picar el brazo de Brokk. El enano ni se percató de la picadura y prosiguió con su encomiable tarea. A todo ello, Sindri regresó y retiró la piel del horno: se había transformado en un jabalí de verdad, con el pelaje áureo y refulgente como el sol del medio día.

Acto seguido, Sindri pone un lingote de oro en el horno y le reitera a su hermano la misma labor. Loki, con una evidente rabia contenida y sin haber cambiado de aspecto, no cejará en su empeño pero, esta vez la picadura, será en el cuello de Brokk y con saña. El enano apenas movió la cabeza y no interrumpió su trabajo. Al poco tiempo, Sindri sacó del horno el maravilloso Draupnir, el anillo de Odín. El mismo tenía la mágica propiedad de producir, cada nueves noches, ocho réplicas del anillo primigenio.

En su último trabajo Sindri, deposito en el horno un mero fragmento de hierro y volvió a encargar lo mismo a su hermano. Pero la contumaz “mosca” Loki picó a Brokk en el párpado, sangrando, éste, de una forma considerable. En una fracción de tiempo soltó el fuelle para apartar a manotazos a la “mosca” y regresar de inmediato a su labor.

Cuando Sindri, a su regreso, fue informado del incidente por su propio hermano, exclamó:

-Nuestra obra se habrá echado a perder. Efectivamente, cuando surgió del horno Mjolnir, el martillo que acababa de elaborar, repararon que el mango era más corto de lo previsto.

Loki y Brokk comparecieron ante los jueces. Loki entregó la cabellera, la lanza y la barcaza de los dioses. Brokk brindó el anillo a Odín, el jabalí a Freyr y el martillo a Thor.

La reacción, del dios del trueno, fue la esperada ¡Un martillo! ¡Y además, con el mango disminuido! Ese presente parecía extremadamente escaso. A lo que el enano replicó que el martillo poseía unas cualidades que suplían la aparente deficiencia: no fallaba jamás en el blanco, una vez lanzado siempre regresaba a las manos de su dueño y, además, se podía encoger tanto como fuese necesario para, así, poderlo esconder en la vestimenta.

Los dioses decretaron que este era el regalo más hermoso y extraordinario de todos los presentados.

Los hermanos Sindri y Brokk ganaron la apuesta al pérfido Loki. Estos, como premio, apostaron por cortarle la cabeza y con estas intenciones se dirigieron hacia él. Viéndolos venir optó por, lo mejor que sabía hacer, huir. Brokk fue más hábil, lo atrapó al iniciar la carrera, lo agarró por el cuello y lo trajo de regreso. De repente, una original idea brotó del taimado y retorcido espíritu de Loki.

-¡Conforme, te ofrezco mi cabeza!
-Le expresó al enano-. Pero el cuello, por favor, no. No gozas del derecho a tocarlo.
Y como era imposible separar la cabeza, del resto del cuerpo, sin seccionarle el cuello, Brokk tuvo que desistir de su empresa. Pero, eso sí, a la sazón zurció los labios de Loki para darle un escarmiento.


Adaptación: Santiago Peña


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