jueves, 10 de mayo de 2012

EDIPO

Es el gran héroe de la leyeda tebana, una de las más conocidas de la Antigüedad gracias al cielo trágico que se deriva de ella. Edipoera hijo de Layo y de Yocasta, reyes de Tebas, entre cuyos antepasados estaban Cadmo y Harmonía. El oráculo de Apolo le había predicho a Layo que si tenía un hijo varón, este mataría a su padre y se casaría con su madre. Como Yocasta tuvo un hijo varón y para evitar los pronósticos oraculares, Layo expuso al niño en el monte Citerón después de hacerle horadar los tobillos, colgándole entre dos árboles. Allí lo hallaron unos pastores que sin saber nada de él lo llevaron a Corinto, donde el rey Pólibo y su mujer (que no tenían hijos) lo adoptaron, cuidaron y educaron como propio. Un día, en una disputa, siendo eya Edipo adolescente, alguien le dijo que sus padres no eran sus padres. Edipo preguntó pero como sus padres adoptivos no calmaron sus dudas acudió al oráculo de Apolo en Delfos, donde la Pitia le dijo que Edipo mataría a su padre y se casaría con su madre. Horrorizado por ello, Edipo decidió no volver más a Corinto. Vagando por la Fócide y en un cruce de caminos, Edipo tiene un altercado con otro viajero al que no conoce de nada. Ese viajero es Layo, al que da muerte, desconociendo que acaba de matar a su verdadero padre. Al entrar en Tebas, la encuentra desolada, porque allí sobre un risco se halla la esfinge (monstruo híbrido con cuerpo de león y cabeza de mujer) que propone a todos los viajeros una pregunta; si estos no saben resolverla, la Esfinge los devora y así ha llegado el luto a Tebas. Edipo es el único que contesta correctamente al enigma, y entonces la Esfinge se precipita desde lo alto de la roca. Creonte (que gobierna Tebas tras la muerte de Layo) ha prometido que el viajero que libere a Tebas de la Esfinge se casará con la reina viuda Yocasta, y gobernará en la ciudad. Es así como Edipo, cumpliendo el oráculo, se casa con su madre. Tienen dos hijos, Eteocles y Polinices, y dos hijas, Antígona e Ismene. Pasa el tiempo, y una gran peste se abate sobre Tebas; Creonte es entonces el encargado de ir a consultar el oráculo de Delfos para saber el porqué de la desdicha. Creonte relata a su regreso lo que la Pitia ha dicho; la peste seguirá hasta que el asesino de Layo no haya recibido su castigo. Edipo consulta entonces al adivino Tiresias para saber quién fue el asesino, y entonces (estremecido de espanto)  descubre toda la verdad. Al enterarse, Yocasta, desesperada, se suicida ahorcándose. Edipo como castigo propio se saca los ojos y ciego abandona Tebas, expulsado por sus hijos varones, a los que augura que se matarán entre sí. Llevando una vida de mendigo errante junto a su hija Antígona, la única que no le abandona, llega por fin a Colono, una villa de Ática, donde es acogido por Teseo junto al bosque sagrado de las Euménides, y allí muere Edipo. En la Antigüedad recibió culto en Colono, por suponerse que en esa localidad estaba el sepulcro de este héreo verdaderamente infortunado y trágico.

Edipo quiere decir "el del pie hinchado", nombre que le dan sus padres adoptivos, según le traen los pastores. Junto a la idea popular del "niño portador de desgracias", la leyenda de Edipo (desarrollada esencialmente por las tragedias de Sófocles) muestra la incapacidad humana para liberarse del destino. Según otra tradición antigua, la regunta que la Esfinge proponía a los viajeros a las puertas de Tebas, también relacionada con la condición humana, era ¿Cuál es el único animal que por la mañana a cuatro patas, a mediodía con dos y al atardecer con tres? Edipo fue el único en responder: El hombre. En la Biblioteca de Apolodoro el enigma se plantea así: "¿Quién posee una única voz y se mueve sobre cuatro, sobre dos y sobres tres patas?".

Esquilo escribió una Edipodia que se considera perdida. Pero se han conservado las tragedias de Sófocles: Edipo rey (hacia el 428 a.C), que termina con el revelado de la terrible verdad y Edipo arrancándose los ojos, y Edio en Colono (hacia 406 a.C), que trata de la vida miserable de Edipo en el exilio y su muerte. Séneca escribió también un Edipo y se dice que Julio César habría asimismo escrito una tragedía sobre el tema, cuya publicación vetó Augusto, por lo que también se considera perdida.

En la Antigüedad se prefirió ampliamente la representación de Edipo junto a la Esfinge (Edipo de pie o sentado, vestido de caminante), tanto en copas áticas de figuras rojas como en mosaicos romanos o sarcófagos de la misma época, donde la Esfinge significa el miedo a la muerte y la posibilidad de vencerlo. Es famosa (y muy bella) la pintura neoclásica de Ingres "Edipo explica el enigma de la Esfinge" (1808), la de Gustave Moreau o la de H. Lévy (lúgubre, con la Esfinge esbozada en lo alto) "Edipo se exilio a Tebas" (1880). También hay Edipos de Max Ernst,  Picasso o Bacon. Muchas son también (más quizá) las adaptaciones dramáticas a partir de las tragedias antiguas: Corneille, hölderlin, Shelley, Martínez de la Rosa, Hugo von Hofmannsthal, Cocteau, André Gide, José María Pemán, Dürrematt o Eliot, entre otros. Pero quizá la mayor trascendencia moderna de este fértil y estremecedor mito antiguo viene cuando el doctor Sigmund Freud acuña en 1897 la expresión "complejo de Edipo" para explicar una tendencia primigenia del inconsciente humano de sentirse atraído (sexualmente también) por el progenitor de sexo contrario, para rivalizar con el progenitor del mismo sexo. El "complejo de Edipo" es uno de los descubrimientos motores de muchas acciones aparentemente oscuras y llena, incluso para quienes no creen en él,  nuestro siglo XX. El "complejo de Edipo" (según Freud) se da en una fase temprana, casi infantil de la vida del hombre, y sólo se converte en patología para quienes no consiguen liberarse de él en la vida adulta. Edipo está también en la música, la ópera y el cine, por ejemplo en Edipo Rey (1967) de Pier Paolo Pasolini. "El linaje de Edipo" es un poema de Juan Gil-Albert en su libro Las ilusiones con los poemas de El Convaleciente (Buenos Aires, 1944), que dice: "Bajo la maldición de nuestro padre /los viejos fratricidas recorremos/ la indiferente tierra pregonando/ el maldito linaje que nos dio el ser./ Nada calma esta sangre en el que se yergue/ el espectro terrible del destino/ lanzando por su boca el horroroso/ fallo de amor: matarás a tu hermano". (...) Y termina, uniendo la maldición de Edipo a Eteocles y Polinices con la Guerra española: "El oráculo cumple su amenaza/ terrible en esas venas familiares/ del canto y la aflicción y entre las manos/ de los jóvenes pone el rayo vivo/ que destruye y a un tiempo vivifica,/ mientras el negro vino que las une/ espera en su pupila ver copiarse/ una nueva matanza de sus hijos."

Pocos mitos desdichados y fértiles. ?Qué querrá ello decir sobre nosotros mismos?

Laura Fortea

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