
Durante la caída de Troya, y para huir, el héroe Eneas cargó sobre sus espaldas con el ya viejo y ciego Anquises, quien (según el relato virgiliano), murió en Drépano, en Sicilia, durante el viaje de Eneas hacia el Lacio.
Muchos vasos antiguos recogen la imagen de Eneas llevando a la espalda a Anquises, como un acto de piedad filial. Le precede Creúsa, la mujer de Eneas, y ete lleva de la mano a su hijo Ascanio, todavía pequeño.
En la pintura renancentista y barroca es más frecuente pintar el momento de la seducción del mortal por Afrodita. Así en el lienzo de Anibal Carracci, "Encuentro de Venus y Anquises" (1597). Una vesión neoclásica (y muy bella) aparece en el lienzo de Paulin-Guérin, de 1822, "Anquises y Venus", donde Anquises es representado joven y casi desnudo. Con todo, tampoco dejó de pintarse la imagen del Anquises viejo llevado por Eneas. Así en Lionello Spada o Carl Van Loo, o en la escultura de Bernini de 1618.
Las fuentes antiguas están sobre todo en la Eneida de Virgilio, pero también en el "Himno homérico a Afrodita" o en las Antigüedades romanas de Dionisio de Halicarnaso,, además de en la Biblioteca de Apolodoro. También en la Iliada se mencionan los orígenes de Anquises, cuya madre (según Homero) se llamaba Temis. Por supuesto, en la trayectoria más moderna de la leyenda el elemento de la piedad filial toma mayor relevancia que el del mortal seducido por la diosa del amor, ya que no era (en absoluto) el único caso. Los romanos se consideraban descendientes de Eneas, y por tanto con una raíz inmortal. "Genus unde Latinum", como figura escrito en el cuadro aludido de Carracci.
Laura Fortea
Laura Fortea
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